Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


sábado, 2 de abril de 2011

Nanorrelato nº 71. El molinero


Érase una vez un molinero viudo que en su lecho de muerte se dispuso a repartir las pertenencias que tenía entre sus tres hijos.
    Hijo mío, tú el mayor serás el que reciba el molino para que así te ganes la vida honradamente.
    Hijo mío, tú el mediano te quedarás con los animales de la casa, para que con ellos saques a tu familia adelante cuando la tengas.
    Hijo mío, tú el pequeño, el que más te pareces a mí, recibirás como herencia éste par de magníficas botas.
El hijo pequeño, acercándose cuidadosamente al oído de su moribundo padre le susurró:
    Yo no tengo tú personalidad padre, yo jamás sería molinero.
    Ni yo tampoco — le contestó él de inmediato —, si hubiera tenido la oportunidad y este par de botas para salir corriendo.

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