«Déjala a ella que sea
pájaro» le susurró su subconsciente justo antes de despertarse. Todas
las mañanas le ocurría lo mismo, el mismo mensaje, el mismo anhelo, el mismo
sudor frío. Pero hoy, ahora, era diferente al resto. Sí, era la definitiva. Se
acabó. Estaba totalmente de acuerdo consigo… mismo. Perdón: consigo misma. Se
vistió, se puso guapa, muy, muy guapa y se fue directamente a…«Me
operaré, sí. Por fin seré pájaro, y volaré, si me da la gana. »
A los que les dicen distintos.
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