Un trocito de....

"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner


martes, 21 de mayo de 2013

Nanorrelato nº 261. Canción del pirata "bueno"


Avisté el navío desde lo alto de palo mayor y, presto, ordené rumbo hacia él. Una vez a su altura, mi tripulación lo cañoneó desarbolándolo a la primera andanada, quedando la malvada goleta a merced de nuestro buque. Mis hombres, raudos y veloces, abordaron el barco de los malvados piratas, dando por fin un final feliz a tantas fechorías cometidas. Una vez encarcelados los bucaneros, mis fieles marineros traspasaron todas las riquezas que habían sustraído durante sus execrables días de navegación, que rápidamente me puse a clasificar para devolvérselas a sus legítimos dueños…
<<Estás hablando en sueños, Ambrosio. Venga, vete despertando que hoy nos manifestamos prontito. Y no te olvides, como el otro día, de tomarte la pastilla de la tensión, del riego, del estómago y del corazón…Vamos, que no te olvides de ninguna>>
Témpera sobre papel

viernes, 17 de mayo de 2013

Nanorrelato nº 260. La lluvia muerta


De la misma forma que las gotas de lluvia se quedan quietas en las hojas, convirtiéndose en lluvia muerta, su frente se perló, reflejando de forma mortecina ciertos colores cuando había algún cambio de luz. Todos sus recuerdos y vivencias giraban pausadamente montados en un tiovivo. Subían y bajaban. Y él, en cada vuelta, esperaba que cambiaran, que apareciesen distintos, vencedores. Pero no. Su frente, por tanto, seguía cubierta de “lluvia muerta”, sin posibilidad, de momento, de que ningún recuerdo la secase. A esperar el  ansiado giro medicinal. 

En agradecimiento a Víctor Mora por su novela “ La lluvia muerta”
 
Óleo sobre lienzo

martes, 14 de mayo de 2013

Nanorrelato nº 259. A por la siguiente


Comenzó el ascenso de la montaña ilusionadísimo, pero no por llegar, no: por haberlo iniciado. Intentó no pensar en nada mientras subía, ni qué le había forzado a ello ni qué ocurriría una vez llegara a la cima. Sabía (estaba segurísimo) que ser totalmente aséptico en la escalada, sería muy beneficioso en el resultado final. Y…, llegó a la cumbre. Se puso muy contento de haberlo conseguido, aunque todavía tenía ganas de seguir ascendiendo, lo que le diagnosticó que aquella no era su montaña, sino una más en el camino a su curación. Bajó muy, pero que muy contento...,mirando en derredor cual sería la siguiente.

A los que tienen problemas

Témpera sobre papel

viernes, 3 de mayo de 2013

Nanorrelato nº 258. Cada vez más


Normalmente, el dios del tiempo, bueno, el ser inmaterial responsable de otorgar en el planeta Tierra la cantidad temporal a cada persona, no le gustaba pasearse ante las almas, ya que en cuanto le veían le imploraban una pequeña prórroga para “terminar” las cosas que habían dejado pendientes allá abajo. Por eso, como todos aquellos seres se ponían muy pesados, casi siempre estaba recluido en sus aposentos, porque, como es perfectamente deducible, él no podía otorgar ninguna cantidad temporal extra a nadie, ya que con ello rompería una de las reglas principales que regían el lugar donde estaban. Bueno, eso es lo que le decía a su jefe justificando así su vida de casi absoluta reclusión. Pero la verdad, es que ambos sabían que la verdadera causa de que no quisiese salir de su morada era justamente lo contrario: no soportaba ver a aquel grupo de personas que jamás le pedían tiempo para “volver”, aquellas que ni por asomo querían bajar a la Tierra, las que en cuanto le veían, se juntaban todas formando una piña temblorosa por si, por casualidad, se les otorgaba lo que otros tanto deseaban. Y…, cada vez había más.
Acrílico sobre liezo (65 x 46)