Un día, normal y
corriente por cierto, se preguntó << ¿Qué hago aquí?>> A partir de
ese instante la normalidad desapareció. Intentó echar mano de alguna fabulación
para contestarse de inmediato, pero no encontró ninguna: había perdido la
capacidad de imaginar y todo lo que tenía alrededor adquirió una dimensión
material ordinaria. Miró un poco “más allá” a través de la ventana del
despacho, pero sólo encontró la misma
vulgaridad. Bueno, sólo una cosa consiguió sobrevivir en su cabeza: esas alas que
tantas veces imaginó que le saldrían llegado el momento. Las vio desplegarse
raudas en cuanto dejó el alféizar.
A la memoria del dr.
Castilla del Pino, por su magnífico libro “El delirio, un error necesario”
El delirio es algo absolutamente necesario, al igual que la imaginación.
ResponderEliminarUn abrazo, Pedro